martes, 8 de febrero de 2011

Decálogo del profesional especializado en autismo. Por Theo Peeters


Nuestros 16 años de experiencia en formar profesionales nos permiten formular algo curioso: para ayudar a los jóvenes autistas, que son diferentes, los profesionales han de ser ellos también un poco diferentes cualitativamente.

Algunos profesionales nunca serán capaces de establecer programas educativos individualizados, aunque hayan recibido la mejor formación teórica y práctica.

No tiene sentido "forzar" a alguien a que trabaje con niños autistas. Conocemos ejemplos de directores de escuela que escogen a los profesores al azar. Esto no funciona. Los profesionales han de escoger el autismo por sí mismos. No hacen una elección "a pesar del autismo", sino "a causa del autismo".

¿Cuál es el secreto? hasta hoy, siempre hemos dicho que uno tiene que "estar picado por la mosca del autismo". para los especialistas, esto es muy claro. Conocemos a profesionales que nunca serán picados por el microbio, que son inmunes a la picadura.

El problema es que las autoridades no perciben esto con suficiente claridad, por lo que creemos que es importante diseñar un perfil de los especialistas en autismo. A continuación, exponemos las que consideramos han de ser sus características más importantes:

Sentirse atraído por las diferencias. Pensamos que es útil ser un "aventurero mental" y estar atraído por lo desconocido. Algunas personas temen las diferencias, otras personas se sienten atraídas y quieren saber más.

Tener una imaginación viva. Es casi imposible comprender lo que significa vivir en un mundo literal, tener dificultades en ir más allá de la información recibida, amar sin intuición social innata. para ser capaz de compartir la mente de una persona autista, que tiene muy poca imaginación, tenemos que tener cantidades ingentes de imaginación para compensar.

Ser capaz de dar sin recibir agradecimientos convencionales. Necesitamos ser capaces de dar, sin recibir demasiado por ello, y no desilusionarnos por la falta de reciprocidad social. Con la experiencia, aprenderemos a detectar formas alternativas de dar las gracias. También los padres nos ofrecen muchas compensaciones.

Estar dispuesto a adaptar el estilo propio y natural de comunicación e interacción social. El estilo que hay que utilizar está más relacionado con las necesidades de una persona autista que con nuestro nivel espontáneo de comunicación social. Esto no es fácil y exige muchos esfuerzos de adaptación, pero finalmente, a quién tenemos que atender?

Tener el valor de "trabajar solo en el desierto". Especialmente, cuando empiezan a desarrollarse servicios apropiados y poca gente sabe lo que es el autismo, un profesional motivado corre el riesgo de ser criticado en vez de recibir agradecimiento por sus enormes esfuerzos. Los padres han vivido este tipo de crítica antes: "Todo lo que necesita es disciplina", "Si fuera mi hijo,....", "Madres nevera",....

No estar nunca satisfecho con el nivel de conocimientos propios. Aprender sobre autismo y estrategias educativas es un proceso continuo. "El profesional que piensa que lo ha encontrado, lo ha perdido". La formación en autismo nunca se acaba.

Aceptar el hecho de que cada pequeño avance trae consigo un nuevo problema. La gente tiene tendencia a abandonar los crucigramas si no pueden resolverlos. Esto es imposible en autismo. Una vez que se empieza, se sabe que el trabajo de "detective" nunca se acaba.

Además de capacidades pedagógicas, el profesional necesita extraordinarias capacidades didácticas. Tiene que avanzar muy poco a poco, y utilizar soportes visuales en niveles muy individualizados. Hay que realizar evaluaciones con tanta frecuencia que uno debe adaptarse constantemente.

Se necesita estar preparado para trabajar en equipo. Debido a la necesidad de una aproximación coherente y coordinada, todos los profesionales han de ser informados de los esfuerzos de los demás y de los niveles de ayuda que ofrecen.

Se necesita ser humilde. Podemos ser expertos en autismo en general, pero son los padres los expertos sobre sus propios hijos y necesitamos tomar en cuenta su sabiduría. El profesional que desee quedarse en su "pedestal" no es necesario en el campo del autismo. Cuando colaboramos con los padres, es importante hablar sobre los éxitos, pero también admitir los fracasos ("por favor, ayúdeme"). Los padres también tienen que saber que un experto en autismo no es un Dios olímpico.

Algunos habrán pensado que falta la palabra "amor" en esta lista. El amor es esencial, por supuesto, pero como ya dijo un padre, el amor no es una cura milagrosa. Los padres y los profesionales que cuenten demasiado en los efectos del amor pueden desilusionarse. Si el niño no hace suficientes progresos, ¿es porque no ha recibido suficiente amor? Quizás le hayamos amado lo suficiente, pero no ha aceptado todo este amor... Estas actitudes son negativas y crean un abismo allí donde la mejor de las colaboraciones es necesaria.

Fuente: http://www.facebook.com/note.php?note_id=367155502355&id=223092593115

Extraído de Aspau http://www.facebook.com/pages/Aspau/223092593115?v=wall

http://aspau.blogspot.com/

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